Dar un paseo en barca por la Albufera

Un paseo en barca por La Albufera es la mejor manera de sentirse parte del entorno natural en el que nos encontramos. Es una opción con la que conseguimos rodearnos de naturaleza y hacernos una idea de lo que fue en el pasado este enclave natural.

Un lugar que ya disfrutaron pueblos milenarios como Roma o los árabes durante su conquista de la península Ibérica. Y es que se encuentra a tan solo 11 kilómetros de la capital valenciana.

Su origen está vinculado a los sedimentos depositados de los dos ríos que la rodean, el Turia y el Júcar. El efecto de este hecho dejó una porción de mar dentro de tierra, convirtiéndose con el paso de los años en una laguna de agua dulce, un fenómeno muy frecuente en toda la cuenca mediterránea.

Eso sí, en origen La Albufera era mucho mayor y se han encontrado crónicas sobre la misma que señalan que llegó a ocupar una extensión de unas 30.000 hectáreas. Hoy su extensión es mucho menor.

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Parque Natural de la Albufera: Descubrir la naturaleza

El Parque Natural de La Albufera es un espacio protegido de la Comunidad Valenciana que se caracteriza por tener un rico patrimonio natural. De hecho, desde el año 1990 forma parte del catálogo de Zonas Húmedas de Importancia Internacional.

Se trata de un enclave biológico que siempre ha estado presente en la zona. Muestra de ellos son las referencias que se han encontrado en las crónicas de la zona en tiempo del Imperio Romano (que lo denominaban Nacarum Stagnum) o durante la ocupación árabe (que se refería a esta zona como  “Espejo del Sol”.

Su nombre, Albufera, proviene del árabe y significa “Pequeño mar”.

 

La Albufera y el turismo rural

El Parque Natural de La Albufera cuenta con numerosos atractivos para quienes practican el turismo de naturaleza, el gastronómico, el deportivo y el rural. Todos ellos, gestionados por empresas de la zona que guían a los visitantes por el entorno ofreciéndole múltiples posibilidades de ocio.

Para contar con el máximo de información y atender a los consejos de última hora, lo mejor es comenzar la visita por el centro de interpretación, donde sus trabajadores nos ofrecerán las indicaciones oportunas.

En el ámbito del turismo de naturaleza el Parque Natural ofrece la posibilidad de conocer y observar de manera directa especies propias de la zona. Para facilitar su observación, los responsables del parque han diseñado numerosas rutas y senderos que se pueden realizar a pie o montados a caballo.

Estas rutas están organizadas atendiendo a su grado de dificultad, por lo que conviene informarse de los detalles de cada uno de ellos antes de aventurarse a realizarlos.

Podemos escoger entre cuatro opciones: Itinerarios por la Devesa, Rutas por el arrozal de Sueca, Vía Augusta y Rutas por Cullera.

 

Parque Natural de La Albufera y turismo gastronómico

Además, para los amantes de las aves, el parque cuenta con dos observatorios de acceso limitado y  restringido: Las Cuadras y de Tramuntana, desde donde podremos contemplar a estos animales en su entorno natural sin interferir en su comportamiento.

Uno de los principales atractivos de la zona es la calidad de sus productos. Esto se debe a la explotación de sus múltiples huertas (que se realiza de manera ecológica y sostenible) y a la riqueza de sus aguas (donde se cultiva el arroz al tiempo que se pescan diferentes ejemplares). Ingredientes gourmet que se emplean en la preparación de sus platos más populares, como el arroz a banda o la paella del Palmar .

Es recomendable que, si vamos a acercarnos a la zona y queremos disfrutar de sus platos típicos, reservemos mesa con antelación pues son muchos los visitantes que se acercan con este objetivo.

 

Parque Natural de La Albufera y turismo rural

La laguna de La Albufera es, sin lugar a dudas, uno de los mayores atractivos de la zona. Reclamo para turistas que desean disfrutar de entornos naturales durante su tiempo libre.

Para acceder a la laguna existen muchas posibilidades aunque la más atractiva es la de llegar hasta El Palmar: Esta pedanía valenciana, cargada de tradición cultural y gastronomía.

Desde la zona en la que podemos embarcarnos para acceder, navegando a la laguna. Los paseos en barca son una actividad relajante, reconfortante y disfrutas de una visión panorámica del entorno.

Además, desde este punto podemos acceder a otra zona importante del parque natural: La Devesa, donde existen itinerarios señalizados para recorrer a pie o en bicicleta.

Si lo que queremos es disfrutar de los arrozales, nada mejor que acercarnos a la Muntanyeta dels Sants, un lugar de origen calcáreo en medio de la llanura situado a 27 metros sobre el nivel del mar.

Un espacio desde el que podemos imaginar cómo fue La Albufera en sus orígenes, cuando ocupaba algo más de 21.000 metros cuadrados.

Una extensión que supera, en mucho, la superficie del actual Parque Natural.

Así pues, el Parque Natural de La Albufera ofrece múltiples atractivos turísticos que permiten al visitante personalizar su relación con el entorno. Una posibilidad que no es común a otros parques naturales de España.

 

 

El entorno único de la Albufera de Valencia

La Albufera de Valencia es una laguna costera somera (es decir, con una profundidad media de 1 metro) que cuenta con el reconocimiento de parque natural desde finales de los años ochenta del siglo XX.

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La Perellonà: tradición, cultura y paisajes de la albufera

El cultivo tradicional del arroz en la zona de la Albufera de Valencia abarca un año completo. Y es tras la siembra desde finales de abril y la recogida durante el mes de Septiembre y primeros de Octubre, hay que volver a preparar las tierras para el siguiente ciclo.

En este sentido, llegado el mes de noviembre se realiza la “perellonà”, un proceso en el que se inundan las tierras dedicadas a esta producción y que supone un atractivo para quienes disfrutan del turismo rural y gastronómico. Y es que, solo entonces, el lago recupera su extensión original –o, al menos, la que presentaba a finales del siglo XVIII-, unos límites que se conocen como el nivel de “perellonà”.

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Para inundar las tierras de esta zona de la Albufera de Valencia se cierran las compuertas de los canales Perelló, Perellonet y la gola de Pujol. Estos canales reciben el nombre de «golas» y se utilizan para conectar el lago con el mar. De esta manera se consigue alterar los niveles de agua que entran y salen del lago, y que desembocan en el mar.

Una maniobra que permite realizar diferentes tareas de mantenimiento y descanso en estos campos. Espacios que permanecen en este estado hasta que en el mes de febrero se secan con el desalojo de las aguas, lo que se conoce popularmente como “l’aixugà”.

Si las lluvias han sido múltiples y abundantes durante el invierno es posible que haya que utilizar motores para extraer el agua acumulada en el lago, pues de no hacerlo así se retrasaría la plantación del arroz.

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La “perelloná”: Práctica ecológica sostenible

La “perelloná” es una práctica muy beneficiosa para los campos de arroz, pues no sólo permite al subsuelo del lago recuperar nutrientes, sino que favorece la aparición de la llamada “pulga de agua”, un pequeño crustáceo que elimina los residuos que hay en su entorno haciendo que las aguas del lago recuperen su aspecto cristalino. Esta actividad conlleva que, desde la superficie se pueda observar con detalle el fondo de La Albufera, algo que no sucede durante el resto del año debido a la gran cantidad de nutrientes que se concentran en su interior y que le dan un aspecto turbio.

La “perelloná” es una práctica de riego que tiene acciones similares en otras partes del mundo. De hecho, ya el propio Herodoto describía en sus crónicas sobre Egipto, que los campesinos que trabajaban los terrenos cercanos al cauce del río Nilo utilizaban sus crecidas para organizar sus cosechas y propiciar el depósito de nutrientes como el limo y el lodo, al tiempo que aparecían pequeños insectos que propiciaban la limpieza de sus aguas.
Dado que esta situación sólo se vive durante unos meses, son múltiples las actividades de turismo rural que se desarrollan en ese momento. Actividades diferentes a las que se realizan durante el resto del año y en las que se fomenta, por ejemplo, el paseo por el lago en toda su extensión, el avistamiento de aves que acude a alimentarse a esta zona debido a la aparición de microorganismos que se alimentan de las algas que hay en el subsuelo o paseos en bici o a caballo por los caminos inundados que circundan La Albufera.
Una vez que acaba la “perelloná”, es decir, que se produce la retirada del agua, los campos se secan y los propietarios comienzan a remover el fango o a trabajar la tierra con ganchos o tractores.

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Terminadas estas labores se vuelven a inundar los campos y se colocan los sacos de arroz en remojo junto a los canales o a las acequias durante 24 horas. De esta manera se propicia el germinado del arroz preparándolo para su posterior siembra. Su colocación sobre el terreno se realiza siguiendo la técnica del voleo, también conocida como la acción de “mezclar el arroz”.

Esta cosecha se recogerá durante el mes de septiembre, momento en el que el arroz se encuentra en su máxima madurez.

Esta actividad es el eje económico de muchas de las localidades que circundan La Albufera, razón por la que durante el otoño se celebran las fiestas agrarias semejantes a las que se realizaban en la antigüedad en toda la cuenca mediterránea.